Janet y Allan Ahlberg constituyen uno de los binomios creativos más populares de la literatura infantil británica. Comenzaron a publicar sus obras en la década de los años setenta. Tras la muerte de ella, en 1994, Allan retomó la producción artística en solitario o con colaboradores puntuales hasta su fallecimiento el pasado mes de julio. Aunque ya no estén con nosotros, su legado será recordado siempre gracias a títulos que ya forman parte del imaginario colectivo. Entre sus variados trabajos destaca la serie protagonizada por una familia de simpáticos esqueletos que tuvo su primer episodio en 1980, Soñar con dinosaurios, y que continuó con otros títulos en equipo con el ilustrador André Amstutz, (hace unos meses hablamos de Qué risa de huesos). A esta etapa corresponde también el título que publica ahora la editorial gallega como tributo al autor. Los lectores descubrirán cosas que posiblemente desnocían, como la afición por el cómic de algunos miembros de la familia "esquelética", y su propensión a sufrir accidentes cuando llega la noche, a pesar de que -en teoría-; debían estar acostumbrados a las penumbras. Este último problema precisa de una intervención profesional adecuada, por lo que invocan al doctor Huesos, tal vez el único con capacidad para ordenar y recomponer las alocadas escenas que se producen en la casa. La obra mantiene la estructura narrativa de anteriores entregas (con ese inicio rimado inconfundible -"En el oscuro, oscurísimo de una... hay una oscura, oscurísima..."-); y añade un aderezo especial, muy pertinente al hilo del argumento: la cubierta brilla en la oscuridad...
Janet y Allan Ahlberg constituyen uno de los binomios creativos más populares de la literatura infantil británica. Comenzaron a publicar sus obras en la década de los años setenta. Tras la muerte de ella, en 1994, Allan retomó la producción artística en solitario o con colaboradores puntuales hasta su fallecimiento el pasado mes de julio. Aunque ya no estén con... Seguir leyendo
NOCHE DE GOLPES

En el oscuro, oscurísimo sótano
de una oscura, oscurísima casa,
un esqueleto pequeño lee un cómic.
En la oscura, oscurísima calle
de una oscura, oscurísima ciudad,
un esqueleto grande pasea al perro.