Ciento doce niños procedentes de los orfanatos de Umghard trabajan en una fábrica-cementerio de chatarra. Klincus Corteza tiene diez años y quiere ser inventor, cada noche durante cuatro largos años se levanta y se dirige en silencio a un lugar secreto donde esconde las piezas de lo que se convertirá en un trineo a motor. Con él conseguirá huir de esa fábrica de explotación a las órdenes de Graylock y llegará a Frondosa, ciudad oculta en la copa de los árboles del Gran Bosque, y allí conseguirá ser aceptado al enfrentarse al dragón. Ciento doce niños procedentes de los orfanatos de Umghard trabajan en una fábrica-cementerio de chatarra. Klincus Corteza tiene diez años y quiere ser inventor, cada noche durante cuatro largos años se levanta y se dirige en silencio a un lugar secreto donde esconde las piezas de lo que se convertirá en un trineo a motor. Con él conseguirá huir de esa fábrica de explotación a las órdenes de Graylock y llegará a Frondosa, ciudad oculta en la copa de los árboles del Gran Bosque, y allí conseguirá ser aceptado al enfrentarse al dragón.

Klincus Corteza y la lágrima del dragón

Había nevado durante todo el día y la nieve seguía cayendo. A las ocho de la tarde reinaba el silencio y la oscuridad. Las calles blancas estaban desiertas y todos se habían refugiado en el calor de sus hogares. Solo un viejo mesonero de nariz aplastada, envuelto en un pesado abrigo de piel, estaba todavía en la calle cerrando la puerta del mesón. De repente oyó un estruendo detrás de la esquina.