El autor peruano ofrece una apasionante historia de aventuras en la que fantasía y realidad se entrelazan a un ritmo vertiginoso con maestría y eficacia narrativa. La separación entre ambos mundos es a veces tan tenue que el lector no termina de descubrir en qué plano se encuentra. Y esa confusión, lejos de turbar, ayuda a disfrutar de esa dicha disruptiva que apasiona a los niños, cuando se aprecia la magia de las buenas historias porque les permite evadirse de la realidad para penetrar liberados en el mundo de lo onírico y lo irreal. El relato está protagonizado por Matías, un chico discreto, casi un antihéroe, que no participa de las actividades que propician la socialización y el “prestigio” en clase, como el fútbol, sin embargo va a trabar amistad con otros personajes, mucho más sugerentes que los chicos que pueblan el aula, nacidos de la imaginación de su añorado abuelo. El príncipe Guillermo, el brujo Gorgon y el hada Luz vuelven a tener actividad tras un largo periodo de silencio. La historia, rebosante de creatividad, fantasía e ilusionismo, ha sido recuperada por Siruela cuando se cumple el octavo aniversario de la desaparición del ilustrador Ulises Wensell, autor de las imágenes que aderezan el relato, y que obtuvo en su momento distinciones tan importantes como el Premio Nacional de Ilustración, el Premio Lazarillo o el Owl Prize en Japón.

El autor peruano ofrece una apasionante historia de aventuras en la que fantasía y realidad se entrelazan a un ritmo vertiginoso con maestría y eficacia narrativa. La separación entre ambos mundos es a veces tan tenue que el lector no termina de descubrir en qué plano se encuentra. Y esa confusión, lejos de turbar, ayuda a disfrutar de esa dicha disruptiva que apasiona a los niños, cuando se aprecia la magia de las buenas historias porque les permite evadirse de la realidad para penetrar liberados en el mundo de lo... Seguir leyendo