La ecuación pueblo + amigos + vacaciones siempre es garantía de éxito, especialmente cuando la trama corre a cargo de María Menéndez Ponte, una de las autoras fundamentales en la literatura infantil y juvenil de las últimas décadas. A través de esta primera aventura de un grupo de primos que se reúne en una finca para pasar juntos la temporada estival, descubrimos que no hace falta irse a las campiñas inglesas, ni a los bosques del norte de Europa para disfrutar de una trama clásica en la que no falta ni uno de los componentes habituales en este tipo de propuestas. En una pequeña villa entre Ávila y Segovia, Verónica, Pablo, Diego, Javier, Natalia y el fiel yorkshire Jazz, creen haber encontrado una casa que, por los ruidos e imágenes que se aprecian, parece estar embrujada. El mutismo que existe al respecto entre los habitantes de la aldea no hace más que acrecentar la curiosidad por conocer la verdadera historia de esta terrorífica mansión. En la trama se incorporan referencias a la tecnología actual y se ofrecen continuos retos, ideas para desarrollar y construir objetos en casa (por ejemplo un microscopio); y variadas propuestas lúdicas para que los lectores se unan al equipo en las pesquisas aportando sus propias conclusiones. El proyecto gráfico que acompaña la novela está firmado por Ranucci, toda una especialista en crear ambientes únicos, y representa con gran realismo algunos de los lances más destacados de la aventura y las pistas para resolver los retos que se ofrecen al lector, siempre a través de una paleta de colores cálidos, influenciados por el cartoon, que confieren cierto aire melancólico a toda la propuesta.

La ecuación pueblo + amigos + vacaciones siempre es garantía de éxito, especialmente cuando la trama corre a cargo de María Menéndez Ponte, una de las autoras fundamentales en la literatura infantil y juvenil de las últimas décadas. A través de esta primera aventura de un grupo de primos que se reúne en una finca para pasar juntos la temporada estival, descubrimos que no hace falta irse a las campiñas inglesas, ni a los bosques del... Seguir leyendo