Muelles se mueve con seguridad entre el enjambre de tejados que coronan la ciudad. Es bien sabido que sus habilidades acrobáticas le permiten desplazarse velozmente de azotea en azotea, sin embargo, ante su salto soñado tiene algunas dudas. Faltó a clase el día en el que la señorita Comadreja impartió una lección fundamental, no estuvo atento cuando don Canguro habló de la forma de dar saltos más eficientes… A pesar de todo, la soberbia de nuestro protagonista le impulsa a realizar el intento, un movimiento que terminará en catástrofe a no ser que el resto de animales le echen una mano. Pero cuando hay cuentas pendientes, la ayuda puede transformarse en fría venganza. Con mucho humor e imágenes caricaturescas, los autores plantean un relato que esboza diversos valores fundamentales y aboga por la necesidad de ser humildes y empáticos para alcanzar nuestros objetivos. A través de algunos tópicos, a los que la pareja de creadores recurre deliberadamente para arrancar la sonrisa de los lectores, la construcción del relato resulta mordaz, adictiva (tanto para leer a solas como para hacerlo a través de la narración oral); e inteligente. Bebiendo de estructuras tradicionales nos regalan un cuento ilustrado repleto de guiños y sugerentes matices para saborear. 

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Muelles se mueve con seguridad entre el enjambre de tejados que coronan la ciudad. Es bien sabido que sus habilidades acrobáticas le permiten desplazarse velozmente de azotea en azotea, sin embargo, ante su salto soñado tiene algunas dudas. Faltó a clase el día en el que la señorita Comadreja impartió una lección fundamental, no estuvo atento cuando don Canguro habló de la forma de dar saltos más eficientes… A pesar de todo, la soberbia de nuestro protagonista le impulsa a... Seguir leyendo