Los humanos nacimos para estar en movimiento. El sedentarismo no es natural a esta especie, y para certificar estas afirmaciones la pareja de autores ucranianos dibuja, con ingenio, el largo sendero recorrido, siempre en activo, desde tiempos remotos. Los hallazgos de vestigios arqueológicos, como varios calzados que datan de hace 40.000 años, también dan fe de esta realidad. Todo viaje empieza con un primer paso, desde África, donde el Homo sapiens se convierte en nómada, nos movemos por tierra, mar y aire a lo largo de los siglos. Rutas comerciales o campañas militares son acontecimientos que incentivan la creación de inventos que ayudan a desplazarse, también el ansia del hombre por conocer nuevos mundos y territorios inexplorados, de superarse a sí mismo alcanzando las más grandes cumbres o los más profundos rincones del océano. En todos los casos es desconocido el destino final que guiará la expedición, pero sí es seguro el punto de retorno: el paisaje familiar donde comienzan todos los caminos y al que se regresa tarde o temprano. Una poética reflexión sobre el viaje, no restringida a las personas, también centrada en los procesos de otros animales, plantas o en los movimientos que generan determinados fenómenos atmosféricos, ilustrado con las técnicas y pautas gráficas que caracterizan todos los trabajos nacidos en el estudio Agrafka, del que son creadores.

Los humanos nacimos para estar en movimiento. El sedentarismo no es natural a esta especie, y para certificar estas afirmaciones la pareja de autores ucranianos dibuja, con ingenio, el largo sendero recorrido, siempre en activo, desde tiempos remotos. Los hallazgos de vestigios arqueológicos, como varios calzados que datan de hace 40.000 años, también dan fe de esta realidad. Todo viaje empieza con un primer paso, desde África, donde el Homo sapiens se convierte en nómada, nos movemos por tierra, mar y aire a lo largo de... Seguir leyendo