Para que el regalo que la abuela de Eric ha escogido se convierta en realidad es preciso que profesionales de varias ramas aporten sus conocimientos y destrezas en un largo proceso. Así, el libro (¿qué mejor sorpresa puede existir?); recorre medio mundo, a bordo de diversos medios de transporte y tras la manipulación de diferentes trabajadores/as, para llegar a tiempo a la “Librería de Paula” y, desde allí, remitir a casa el paquete postal. Cuarenta noches antes, el pequeño juega ajeno a ese fascinante viaje que los autores detallan con precisión poniendo nombre y apellidos a cada uno de los eslabones de la cadena, desde que Cherry lo introduce en una caja, en la imprenta, hasta que María lo escanea y clasifica rumbo al hogar del protagonista. Por cierto, ¿sabéis de qué libro se trata?... En la parte final de esta obra, con la que se ayuda a visibilizar el amplio engranaje de trabajos que dependen de la industria del libro, aparecen reflejadas numerosas curiosidades, muchas de índole estadístico, entre las que se recuerda la anécdota de los patitos de goma que se esparcieron por todas las costas a raíz de un accidente marítimo en 1992.

Para que el regalo que la abuela de Eric ha escogido se convierta en realidad es preciso que profesionales de varias ramas aporten sus conocimientos y destrezas en un largo proceso. Así, el libro (¿qué mejor sorpresa puede existir?); recorre medio mundo, a bordo de diversos medios de transporte y tras la manipulación de diferentes trabajadores/as, para llegar a tiempo a la “Librería de Paula” y, desde allí, remitir a casa el paquete postal. Cuarenta noches antes, el pequeño juega ajeno a ese... Seguir leyendo