El padre de Artai siempre le ha prohibido adentrarse en el Bosque de las Asechanzas, del que circulan historias narradas de generación en generación desde la fundación del Reino de Betula. Con motivo de la celebración de su cumpleaños, el joven desobedece las órdenes y se interna en la floresta, ataviado con la espada de madera que su madre ha tallado con la savia de los árboles que crecen frente al castillo en el que residen, un regalo muy especial que acompañará al protagonista en este viaje iniciático en el que comparte camino con un dragón muy especial, Zito, en pleno proceso de maduración personal. El animal fantástico, aquí con cualidades humanas (puede hablar y razonar); necesita ayuda. El joven príncipe experimenta los cambios propios de la edad, juntos vivirán hazañas y un camino conjunto de aprendizajes, al que están invitados distintos animales y seres fantásticos. Poblado de arquetipos propios de la fantasía medieval, la novela sintetiza de forma óptima los peligros a los que deben enfrentarse aquellos que van pasando etapas y osan "entrar en la espesura".

El padre de Artai siempre le ha prohibido adentrarse en el Bosque de las Asechanzas, del que circulan historias narradas de generación en generación desde la fundación del Reino de Betula. Con motivo de la celebración de su cumpleaños, el joven desobedece las órdenes y se interna en la floresta, ataviado con la espada de madera que su madre ha tallado con la savia de los árboles que crecen frente al castillo en el que residen, un regalo muy especial que acompañará al protagonista en este viaje... Seguir leyendo