El mundo de la trashumancia en época del emperador Carlos sirve como telón de fondo para contar una historia de amor y de amistad, pero también de iniciación a la vida, de un joven zagal que emprende los caminos del pastoreo. Nos cuenta los cambios que va sufriendo Martín, joven pastor que decide ver mundo recorriendo los caminos de las antiguas cañadas reales. La forma de narrar, con palabras exactas y frases bien construidas, permite disfrutar del texto y descubrir el mundo de la trashumancia, tan importante social, política y económicamente en una época muy concreta de nuestro país. El mundo de la trashumancia en época del emperador Carlos sirve como telón de fondo para contar una historia de amor y de amistad, pero también de iniciación a la vida, de un joven zagal que emprende los caminos del pastoreo. Nos cuenta los cambios que va sufriendo Martín, joven pastor que decide ver mundo recorriendo los caminos de las antiguas cañadas reales. La forma de narrar, con palabras exactas y frases bien construidas, permite disfrutar del texto y descubrir el mundo de la trashumancia, tan importante social, política y económicamente en una época muy concreta de nuestro país.

Las horas largas

Martín estaba furioso consigo mismo: ¿A quién se le ocurriría sino a ti marchar detrás de un rebaño de más de mil ovejas? -se preguntó con desprecio-. ¿Es que no viste suficientes de estos animales a lo largo de tu vida? La primera vez que sales de la aldea y ya ves con quién y a dónde marchas, ¡con pastores y a Extremadura! Te daría de latigazos, necio, pero ¿por qué no marchaste, libre y solo, a cualquier otra parte?... ¿Es que tienes alguien de familia que te necesite o te retenga? ¿Hay alguna persona que precise de tu salario para mantenerse? ¡No, bobo, no! Lo que tú tienes son dieciséis años y todos los caminos del mundo abiertos; sin embargo, mira cómo los aprovechas...”