Al relato que da título al libro, se suman otros dos más breves. Todos ellos tienen en común su carácter pseudo-científico. El hilo conductor lo forman dos personajes: un periodista que transmite los fenómenos que presencia y un científico, también testigo presencial de los acontecimientos. Los relatos recogen las inquietudes científicas de la época. Los descubrimientos sirven para trazar unos argumentos basados en la acción y la intriga. El autor crea una atmósfera de misterio e inquietud frente a lo desconocido y frente a los hechos que escapan al control del hombre. Al relato que da título al libro, se suman otros dos más breves. Todos ellos tienen en común su carácter pseudo-científico. El hilo conductor lo forman dos personajes: un periodista que transmite los fenómenos que presencia y un científico, también testigo presencial de los acontecimientos. Los relatos recogen las inquietudes científicas de la época. Los descubrimientos sirven para trazar unos argumentos basados en la acción y la intriga. El autor crea una atmósfera de misterio e inquietud frente a lo desconocido y frente a los hechos que escapan al control del hombre.

La zona envenenada

Es imprescindible que transcriba de inmediato estos asombrosos acontecimientos, ahora que todavía permanecen vivos en mi memoria, con la exactitud de detalles que el tiempo podría borrar. Pero, incluso mientras escribo, me abruma el hecho milagroso de El mundo perdido -el profesor Challenger, el profesor Summerleee, Lord John Roxton y yo mismo- el haber tenido que experimentar esta pasmosa experiencia.