Subversión del cuento tradicional a través de una familia real muy poco convencional. Los reyes de esta historia son muy especiales y su hija Rosamunda aún lo es más. Muy poco parecida a las delicadas y sensibles princesas que conocemos, la protagonista de esta historia es peleona y valiente, y sabe muy bien lo que le conviene. Las divertidas ilustraciones colaboran para romper la imagen tradicional de aristocratas y reyes de cuento. Un clásico imperecedero que lanzó a Martin Waddell al parnaso de la LIJ allá por 1999.
	Subversión del cuento tradicional a través de una familia real muy poco convencional. Los reyes de esta historia son muy especiales y su hija Rosamunda aún lo es más. Muy poco parecida a las delicadas y sensibles princesas que conocemos, la protagonista de esta historia es peleona y valiente, y sabe muy bien lo que le conviene. Las divertidas ilustraciones colaboran para romper la imagen tradicional de aristocratas y reyes de cuento. Un clásico imperecedero que lanzó a Martin Waddell al parnaso de la LIJ allá por 1999.
 
 La princesa peleona

	Había una vez un rey y una reina que no eran muy buenos en su oficio.
	No hacían más que perder guerras y meter la pata. Acabarón viviendo en un carromato, aparcado junto al bosque espeso y tenebroso.
	El rey es el que está con la sartén.
	La reina es la que trata de arreglar el tejado, subida a la escalera.