Clara llega al bosque de las Hayas acompañada de su perfecta amiga Dafne, que todo lo hace bien. A Clara le gustaría tocar el violín como ella, saltar como ella, bailar como ella..., porque cree que lo que Dafne sabe hacer bien son cosas realmente importantes, no como ella, que solo sabe jugar bien a las cartas o ser valiente cuando hay bichos. Pero poco a poco Clara irá descubriendo la importancia de disfrutar con los demás y de no necesitar hacerlo todo bien para ser feliz. Clara llega al bosque de las Hayas acompañada de su perfecta amiga Dafne, que todo lo hace bien. A Clara le gustaría tocar el violín como ella, saltar como ella, bailar como ella..., porque cree que lo que Dafne sabe hacer bien son cosas realmente importantes, no como ella, que solo sabe jugar bien a las cartas o ser valiente cuando hay bichos. Pero poco a poco Clara irá descubriendo la importancia de disfrutar con los demás y de no necesitar hacerlo todo bien para ser feliz.

Una nueva amiga

Un día soleado de octubre, clara fue a visitar el Bosque de las Hayas con su nueva amiga Dafne.
–¿Verdad que Dafne es guapa? –dijo Clara.
–Es muy bonita –respondió Chano.
Dafne hizo la rueda de manera perfecta. Ella podía hacer la vertical. Y sabía hacer la voltereta hacia atrás.
–¡Eres muy ágil! –le dijo Choni.
–Yo nunca seré tan buena en gimnasia –dijo Clara.
–Nadie sabe saltar a la cuerda como Dafne –dijo Clara.
–¡Rápido! – exclamó Dafne–. ¡Más rápido!