Una fresca y divertida historia para primeros lectores que rompe con la eterna y tópica enemistad entre ratones y gatos. El ratón Bruno no tiene muy claro qué comen los ratones. Sin embargo, el gato Glorio sí tiene claro que Bruno no es el mejor manjar que echarse a las zarpas. La amistad surge en un momento cargado de peligro, pero hay ocasiones en las que el más eterno rival puede convertirse en el más fiel de los amigos. Un cuento de animales para niños que se resisten a creer en las barreras de las amistades imposibles. Una fresca y divertida historia para primeros lectores que rompe con la eterna y tópica enemistad entre ratones y gatos. El ratón Bruno no tiene muy claro qué comen los ratones. Sin embargo, el gato Glorio sí tiene claro que Bruno no es el mejor manjar que echarse a las zarpas. La amistad surge en un momento cargado de peligro, pero hay ocasiones en las que el más eterno rival puede convertirse en el más fiel de los amigos. Un cuento de animales para niños que se resisten a creer en las barreras de las amistades imposibles.

Lo que comen los ratones

Bruno White era un ratón de ciudad que vivía en lo alto del rascacielos más alto de la ciudad. A Bruno White le gustaban dos cosas en el mundo: el queso tierno y lo muebles Bauhaus. Su casa era confortable y desde las ventanas se divisaba el horizonte. Bruno tenía una panza suavísima que parecía hecha de queso de bola. Se la acariciaba todas las mañanas al despertarse mientras pensaba en las delicias del desayuno.