Lara y Tomás rescatan del bosque, con ayuda de su padre, a un cervatillo herido al que descubren desde el coche. Cuidar y observar al animal durante su convalecencia, en la casa de campo en la que residen, se convierte en una vía de escape a la tristeza que aún reina en el hogar tras el fallecimiento de su madre, pero la abuela cree que la presencia de un animal salvaje en el hogar no es beneficioso para ninguna de las dos partes. Así, cuando su compañía se había convertido en alivio de las rutinas diarias deben plantearse la posibilidad de devolver al animal a su hábitat natural. La trama también ofrece algunos pasajes oníricos y centrados en las percepciones del propio cérvido, del que conocemos su traumático pasado a través de un flashback. La delicadeza con la que Melissa Garabeli concibe el diseño de personajes y escenarios permite sentir de cerca el dolor de la familia y los primeros brotes de alegría que este inesperado encuentro despierta en el grupo. La artista brasileña utiliza la acuarela para transmitir la gama de vivencias y pensamientos que se suceden entre los protagonistas del relato. Un cómic ideal para los lectores preadolescentes que evoca remotamente relaciones de amistad habituales en tramas clásicas como las que popularizó en su día Johanna Spyri, Lucy Montgomery o Frances Hodgson Burnett, trasladadas al siglo XXI.

Lara y Tomás rescatan del bosque, con ayuda de su padre, a un cervatillo herido al que descubren desde el coche. Cuidar y observar al animal durante su convalecencia, en la casa de campo en la que residen, se convierte en una vía de escape a la tristeza que aún reina en el hogar tras el fallecimiento de su madre, pero la abuela cree que la presencia de un animal salvaje en el hogar no es beneficioso para ninguna de las dos partes. Así, cuando su compañía se había convertido en alivio de las rutinas diarias... Seguir leyendo