Muchos de nuestros objetos cotidianos han sido fabricados en el otro extremo del mundo. Pero tampoco allí tienen su origen. Sus componentes provienen de otras latitudes y, a su vez, la materia prima de estos procede de geografías seguramente muy distantes entre sí. Además, sus viajes tampoco terminan al llegar a nuestras manos. Cuando nos deshacemos de ellos, la migración continúa. La historia de cualquiera de estos objetos -por ejemplo, un forro polar- involucra a numerosas personas y marca sus vidas. También condiciona situaciones políticas, sociales y económicas. Y es que ese objeto tan cotidiano es la prueba tangible de que nos hallamos en un mundo, como habrás oído tantas veces, globalizado. El autor ha sido fiel a la realidad y su trabajo de investigación exhaustivo, teniendo el mérito de divulgar una situación compleja de forma accesible: nos hace partícipes de las problemáticas sociales, políticas, económicas y medioambientales padecidas por los personajes retratados, sin incurrir en el sensacionalismo ni pecar por simplificación. El resultado es una lectura fluida e impactante que propicia la reflexión acerca de la globalización y nuestras responsabilidades al respecto. Siruela reedita ahora este clásico contemporáneo, premiado como mejor libro de divulgación científica alemán, en pequeño formato dentro de su interesante colección Nos gusta saber.
Muchos de nuestros objetos cotidianos han sido fabricados en el otro extremo del mundo. Pero tampoco allí tienen su origen. Sus componentes provienen de otras latitudes y, a su vez, la materia prima de estos procede de geografías seguramente muy distantes entre sí. Además, sus viajes tampoco terminan al llegar a nuestras manos. Cuando nos deshacemos de ellos, la migración continúa. La historia de cualquiera de estos objetos -por ejemplo, un forro polar- involucra a numerosas personas y marca sus vidas. También condiciona situaciones... Seguir leyendo
La vuelta al mundo de un forro polar rojo. Pequeña historia de la gran globalización

¡No fue un flechazo, no! Un forro polar de color rojo vivo le quedaría bien quizás a una niña o a un forofo del Bayern de Múnich, pero no a un periodista de pelo en pecho y seguidor del Borussia de Dortmund. Cuando vi por primera vez aquel chaleco en los grandes almacenes X, lo dejé a un lado inmediatamente. Me hubiera gustado un chaleco marrón, también hubiera valido beis o, si no había otra alternativa, incluso azul.