Gadir sigue acercando a los jóvenes lectores de hoy historias populares, en cierto modo "bestsellers" de otro tiempo, obras que triunfaron entre el público del denominado Siglo de Oro y cuya calidad e ingenio se mantienen intactos a pesar del paso de los años. En este caso, siguiendo las premisas editoriales que mantiene a lo largo de sus últimas novedades (con las acuarelas de Begoña Summers realzando pasajes de la narración); el editor Javier Santillán apuesta por recuperar lo que en su momento se consideró un sermón religioso que fusiona drama y comedia, muy popular entre el público que acudía a los corrales de comedias. Atribuido en su totalidad a Tirso de Molina, discípulo de Lope de Vega y autor de otras inolvidables comedias de enredo, la acción conjuga reflexiones en torno a temas como la muerte o las convicciones espirituales (como la creencia en los destinos marcados); junto a pasajes humorísticos, casi siempre asociados a la figura de Pedrisco y sus acciones. Concebido como auto sacramental, las andanzas de Paulo, un monje ermitaño que se transforma en bandido; el citado compañero Pedrisco, Enrico, otro bandolero y criminal; su padre, Anareto; y su amada Celia, junto a otros componentes de la banda, conjugan elementos dramáticos de variada índole (la desconfianza y la soberbia como puntos débiles del principal protagonista, el encuentro antagónico entre el ser malvado y el pastorcillo...); generando, sin duda, una de las más renombradas obras de la producción literaria nacida entre los años 1492 y 1659. Sorprenderá al lector de hoy, con una adecuada orientación previa, el genial tratamiento de la tensión dramática y la exposición de ideas que incitan a reflexionar sobre aspectos cruciales de nuestra existencia. La obra sigue poniéndose en escena de forma habitual en los principales teatros del país.
Gadir sigue acercando a los jóvenes lectores de hoy historias populares, en cierto modo "bestsellers" de otro tiempo, obras que triunfaron entre el público del denominado Siglo de Oro y cuya calidad e ingenio se mantienen intactos a pesar del paso de los años. En este caso, siguiendo las premisas editoriales que mantiene a lo largo de sus últimas novedades (con las acuarelas de Begoña Summers realzando pasajes de la narración); el editor Seguir leyendo
El condenado por desconfiado

PAULO (De ermitaño.)
¡Dichoso albergue mío!
Soledad apacible y deleitosa,
que en el calor y el frío
me dais posada en esta selva umbrosa,
donde el huésped se llama
o verde yerba o pálida retama.
Agora, cuando el alba
cubre las esmeraldas de cristales,
haciendo al sol la salva
que de su coche sale por jarales,
con manos de luz pura,
quitando sombras de la noche oscura
salgo de aquesta cueva,
que en pirámides altos de estas peñas
naturaleza eleva,
y a las errantes nubes hace señas
para que noche y día,
ya que no otra, le hagan compañía.