La célebre autora recuerda con melancolía y nostalgia el paisaje de su niñez. Evoca la figura de sus padres, la naturaleza y los juegos infantiles, sintiéndolos perdidos y a la vez parte de su presente. Su relación con la lectura y la escritura ocupa los tres últimos capítulos, y sus reflexiones sobre la creación literaria interesarán a los jóvenes que se inician en la escritura. El texto nos recuerda que se crece siempre en busca del pasado y destila un humor suave, el que hace que la nostalgia no sea insoportable, sino llevadera y enriquecedora. Texto a texto intuimos la génesis de muchos de sus personajes, caracteres que forman parte de la literatura universal y que han marcado a diferentes generaciones; y nos contagiamos del profundo amor que la escritora sueca mostró siempre por las obras concebidas para los lectores infantiles, un género que defendió siempre a ultranza. La obra comienza con esta declaración de intenciones: "me preguntan: ¿No podrías escribir un libro para adultos? Como si quisieran decir que, después de haber escrito tantos libros para niños, ya es hora de que pase a algo mejor. No, no quiero escribir para adultos. Quiero escribir para un público que pueda crear milagros. Los niños crean milagros cuando leen".
Una selección de grandes obras de Astrid Lindgren en Canal Lector
La célebre autora recuerda con melancolía y nostalgia el paisaje de su niñez. Evoca la figura de sus padres, la naturaleza y los juegos infantiles, sintiéndolos perdidos y a la vez parte de su presente. Su relación con la lectura y la escritura ocupa los tres últimos capítulos, y sus reflexiones sobre la creación literaria interesarán a los jóvenes que se inician en la escritura. El texto nos recuerda que se crece siempre en busca del pasado y destila un humor suave, el que hace que la... Seguir leyendo
Mi mundo perdido

También me preguntan: "¿No podrías escribir un libro para adultos?" Como si quisieran decir que, después de haber escrito tantos libros para niños, ya es hora de que pase a algo mejor. No, no quiero escribir para adultos. Quiero escribir para un público que pueda crear milagros. Los niños crean milagros cuando leen.