Misterio, aventuras e intensidad se combinan adecuadamente en esta novela que gustará a los adolescentes, sobre todo a aquellos que se interesen por el periodismo. Santiago tiene 17 años y entra en un periódico a hacer prácticas. Si en un principio no le gusta nada su trabajo, al conocer a un hombre muy particular irá creciendo y cambiando de opinión. El hombre en cuestión ha sufrido un accidente y no puede recordar, pero en la relación mutua que establecen él y Santiago muchas cosas saldrán a la luz. Además de encontrar su verdadera vocación, Santiago conocerá a Lola, un amor importante en su vida. Misterio, aventuras e intensidad se combinan adecuadamente en esta novela que gustará a los adolescentes, sobre todo a aquellos que se interesen por el periodismo. Santiago tiene 17 años y entra en un periódico a hacer prácticas. Si en un principio no le gusta nada su trabajo, al conocer a un hombre muy particular irá creciendo y cambiando de opinión. El hombre en cuestión ha sufrido un accidente y no puede recordar, pero en la relación mutua que establecen él y Santiago muchas cosas saldrán a la luz. Además de encontrar su verdadera vocación, Santiago conocerá a Lola, un amor importante en... Seguir leyendo

El hombre que quería recordar

El principio, dice usted. Fue un principio extraño, como todo en esta historia. Al tipo lo conocí un miércoles por la noche en la puerta del diario. Lo primero que pensé al verlo fue que no parecía loco. Tal vez algo extraño, un poco ido, pero no loco. Y por el momento eso me dejó tranquilo, porque lo que a mí en verdad me preocupaba era que estuviera completamente chiflado.
Lo observé desde lejos y le calculé unos cuarenta y cinco años. Era alto, con un físico bastante aceptable y una barba apenas canosa. Recién al acercarme observé que tenía una venda en la muñeca y marcas violáceas en la frente, como si alguien le hubiera partido el alma a golpes.