Es un motivo habitual en la literatura para niños el cuento o novela en el que un autor rinde homenaje, a través de la ficción, a su fiel mascota. Partiendo de alguna anécdota, de un rasgo físico o de su carácter construye una historia a su medida en la que se resalta la singularidad del animal en cuestión. Así sucede en este caso: la escritora Lolita Bosch agasaja a su perro narrando la historia de su particular vocación de jardinero, su malentendida conducta, su inteligencia, su capacidad de hacerse entender y demostrar el don que atesora.Es un motivo habitual en la literatura para niños el cuento o novela en el que un autor rinde homenaje, a través de la ficción, a su fiel mascota. Partiendo de alguna anécdota, de un rasgo físico o de su carácter construye una historia a su medida en la que se resalta la singularidad del animal en cuestión. Así sucede en este caso: la escritora Lolita Bosch agasaja a su perro narrando la historia de su particular vocación de jardinero, su malentendida conducta, su inteligencia, su capacidad de hacerse entender y demostrar el don que atesora.
¡Este perro es todo un jardinero!
Érase una vez un perro que no quería ser perro sino jardinero. Y cuando nadie lo miraba, se iba al huerto a quitar las malas hierbas con los dientes. También hacía agujeros con las patas y desenterraba con la cola las plantas que después trasplantaba con la boca. Era todo un jardinero y se lo pasaba muy bien... cuando nadie lo veía, claro está. Porque si alguien lo hubiera visto, ya os podéis imaginar que le hubieran hecho salir del huerto...