El libro de los tres. Crónicas de Prydain

Taran quería hacer una espada, pero Coll, responsable del lado práctico de su educación, se inclinaba por unas herraduras. Así que con herraduras estuvieron toda la mañana. A Taran le dolían los brazos y tenía la cara tiznada de hollín. Hasta que dejó caer el martillo y se volvió hacia Coll, quien le observaba muy serio.