En la aldea de Ning corre el rumor de que el bosque cercano está poblado de malignas criaturas, seres fantásticos modelados en la imaginación de sus habitantes a partir de las descripciones que ha mantenido la tradición oral. Sin embargo, en su día a día, al pequeño le preocupan más las relaciones con el resto de niños del lugar que esa difusa mitología. Como reto personal ante la timidez, cansado de luchar contra los miedos, se adentra en la floresta donde va a cruzarse con uno de esos temibles espíritus, en realidad, un amable haz de luz que le muestra el camino para mejorar en sus habilidades sociales, desmitificar a los otros asombrosos personajes que residen en la penumbra, y romper, en definitiva, las barreras que le impiden ser feliz. A pesar del evidente mensaje subyacente de autosuperación, crítica al enfermizo "rechazo a lo desconocido" y ruptura de estereotipos, el relato no peca de adoctrinador y transmite un poderoso mensaje de confianza para los lectores infantiles, maravillosamente ilustrado bajo premisas gráficas seductoras, desde las guardas (donde aparece descrito el Valle Long Shan en el que transcurren las aventuras); hasta las escenas cotidianas en casa y en la naturaleza o la galería de fantasmagóricos protagonistas a la que alude el título de la propuesta.
En la aldea de Ning corre el rumor de que el bosque cercano está poblado de malignas criaturas, seres fantásticos modelados en la imaginación de sus habitantes a partir de las descripciones que ha mantenido la tradición oral. Sin embargo, en su día a día, al pequeño le preocupan más las relaciones con el resto de niños del lugar que esa difusa mitología. Como reto personal ante la timidez, cansado de luchar contra los miedos, se adentra en la floresta donde va a cruzarse con uno de esos... Seguir leyendo
NING Y LOS ESPÍRITUS DE LA NOCHE

En una pequeña aldea
enclavada en un frondoso valle...
...vivía un niño muy tranquilo
llamado Ning.
Todas las noches, ayudaba a sus padres
a encender faroles para ahuyentar
a los espíritus de la noche.
Ning nunca los había visto.