El gran rey. Crónicas de Prydain

Dos jinetes trotaban entre la hierba alta bajo un cielo frío y gris. Taran, el más alto, plantaba cara al viento, echado hacia delante en la silla de montar, con la vista puesta en los lejanos cerros. Llevaba una espada al cinto y al hombro un cuerno de guerra con boquilla de plata. Su compañero Gurgi, con una cabellera más desmañada que el caballo que montaba, apretaba contra su cuerpo el manto raído...