Melvin, el murciélago albino, se pone triste cuando atardece. Menos mal que tiene cerca a buenos amigos que se preocupan por él, como Simón. Con tacto y empatía descubre las razones de su aflicción: contrariamente a lo que les ocurre a otros animales de su condición, él tiene miedo a la oscuridad. Decidido a devolver la sonrisa a su compañero de rama, el simpático protagonista aporta numerosas razones para comenzar a apreciar el mundo de la noche y desterrar temores absurdos. La magia de los faros o las luciérnagas, los deseos que se pueden pedir a las estrellas, la libertad de la que disfrutamos en nuestros sueños cotidianos y, sobre todo, una certeza, nunca debe sentirse solo porque siempre estará rodeado de compañeros nocturnos. El divertido clan de personajes creados por la diseñadora vitoriana Amaia Arrazola, muy conocida tanto por sus aportaciones a la literatura infantil como por sus murales, intervenciones en festivales de arte urbano y materiales de ilustración publicitaria, ayuda a los más pequeños de la casa a difuminar fobias, especialmente aquellas que florecen al caer el sol.
Melvin, el murciélago albino, se pone triste cuando atardece. Menos mal que tiene cerca a buenos amigos que se preocupan por él, como Simón. Con tacto y empatía descubre las razones de su aflicción: contrariamente a lo que les ocurre a otros animales de su condición, él tiene miedo a la oscuridad. Decidido a devolver la sonrisa a su compañero de rama, el simpático protagonista aporta numerosas razones para comenzar a apreciar el mundo de la noche y desterrar temores absurdos. La magia de los... Seguir leyendo
Buenas noches, Simón

Un atardecer, Simón se fijó en que Melvin, el murciélago albino, estaba muy triste.
- ¿Por qué estás triste, Melvin?
- Porque llega la noche y a mi no me gusta...
-...Me da miedo la oscuridad.
- Pero, ¿qué dices? -dijo Simón-. Cuando el sol se va, pasan cosas increíbles.